Tu fuego me atraviesa
y me deja blanco, expuesto al sol
como si fuera el esqueleto de un pez
al que un mar inmenso, fértil y cruel
hubiera lavado de su carne,
Me ahogo en ti y no necesito respirar
me lleno de ti y me condeno.
Quiero ser el paisaje que ilumina tu luz
y que vagues libre, suave, en mí.
Quiero ser todos los caminos que esperas recorrer
en nuestro viaje de espectros.
miércoles, 17 de diciembre de 2008
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