Cuando muchos personas de Santuario comenzaron a desaparecer nos imaginamos que los vampiros se estaban apoderando de nuestro pueblo.
A algunos de mis antiguos amigos se les veía ahora con la mirada nublada, como si el demonio se hubiera apoderado de sus almas o se las hubiera arrancado, y en su lugar hubiera dejado un muñón podrido que se asomaba por los ojos.
Ya no permitían que se les mirara, y gruñían cuando tratábamos de hablarles, y los que aún no eran hombres se portaban como si de repente hubieran envejecido y nos les importara ya los juegos de los niños.
-Son vampiros- pensábamos mis amigos y yo, y evitábamos la prescencia de ellos pues teníamos temor de ser contagiados.
Le teníamos mucho miedo a los vampiros.
Fue mucho más terrible lo que realmente sucedió
domingo, 8 de febrero de 2009
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